Presentació

Baraka és una paraula d’origen àrab que significa alè vital, pura energia de vida, gràcia divina. Es diu que hi ha llocs amb una baraka especial. Entre ells, la música. La música és la bellesa l’allò més primordial que nia en nosaltres. En el batec del cor hi ha el ritme. En la respiració, la melodia. I en la relació amb tot allò que ens envolta, l’harmonia.

La música, com el perfum, és presència intangible. Entrar en ella és entrar en un espai preciós en què allò que és subtil pren cos, i on allò que és tangible esdevé subtil. Segons Mowlânâ Rûmî, la música, com el perfum, ens fa comprendre que vivim exiliats en aquest món, i alhora ens recorda allò que sabem i no obstant hem oblidat: el camí de retorn vers el nostre origen, vers casa nostra.

Habitar aquest espai preciós no pot fer-se només des de la raó. Aquest coneixement delicat i potent ha de ser degustat, encarnat, i per això Mowlânâ va ballar i va ballar, i va girar i girar i girar. D’aquest espai preciós de presència intangible és del què ens parlen els autors reunits en aquest blog. En un món com el que ens ha tocat viure, en què tantes velles estructures inservibles s’enfonsen, és responsabilitat de cadascú de nosaltres agafar-nos fort a aquells qui ens han indicat el camí, intentar comprendre´n els indicis, descobrir-ne les petjades ... i començar a girar.

Sigueu més que benvinguts a Baraka,

Lili Castella

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diumenge, 22 de gener del 2012

La danza de Morente y "El Bola"

La danza de Enrique Morente y "El Bola"

Leili Castella




En el blog del Institut d'Estudis Sufís de Barcelona (octubre de 2010), Halil Bárcena publicó una entrada que llevaba por título "Del duende flamenco al tarab árab", en la que figuraban dos links musicales, ambos exquisitos. Queremos referirnos en estas líneas al primero de ellos, aquél en el que Enrique Morente canta una media granaína, acompañado al toque por Agustín Carbonell "El Bola". Y es que esta interpretación merece ser oída ¡y vista! una y otra vez. Decimos que merece ser oída porque el sonido de la voz y de la guitarra es excepcional, y añadimos que merece ser vista, porque ambos músicos, Morente y"El Bola", sin moverse de sus sillas, despliegan una danza que fascina e hipnotiza.

Y es que el músico auténtico, danza. Vean si no las manos de Enrique Morente caligrafiando en el aire su aliento hecho música. Vean su cuerpo despierto, todo  él respiración. Y su mano izquierda, que parece hacer brotar la música directamente desde su corazón. Y qué decir de "El Bola", balanceándose suavemente, hecho uno con su guitarra encajada en su pecho y en su abdomen, como si éstos fueran su caja de resonancia y el músico estuviera rasgando las cuerdas de sus propias entrañas. Y el gesto delicado y rotundo de su cabeza apartándose como para no intervenir en lo que está sucediendo. Sus dedos danzan, libres, embebidos en su necesidad de decir y bailar la música.




En esta danza de detalles, en los que todos los movimientos son bellísimos, honrados, sinceros y generosos, todo tiene aroma de libertad, incluso el ritmo. La granaína es un palo flamenco de ritmo libre, que no se deja encerrar en ningún compás, a tal punto que casi podría pensarse que carece de ritmo... Y sin embargo sí lo tiene: esta danza y esta música nacen y se mecen al ritmo sutil pero claramente perceptible de la respiración de Enrique Morente. Y esta respiración, que todos compartimos y que en Morente transita sin traba alguna para hacerse belleza, para hacerse música, parecen materializar estos versos de Mawlânâ Rûmî (m. 1273):

Alguien dentro de tu respiración,
te da también respiración, promesas de unión.
Respira con Él hasta tu último aliento.
Él te lo da con amabilidad y misericordia".


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Fuente: Institut d'Estudis Sufís de Barcelona. http://instituto-sufi.blogspot.com/