'Varias son las sendas que conducen a Dios; yo he elegido la senda de la danza y de la música' escribió el poeta y místico persa Mowlânâ Rûmî (1207- 1273), inspirador de la vía de conocimiento sufí 'mevleví’ de los derviches giróvagos. Sean muy bienvenidos a'Baraka, música con alma', un blog dedicado a la reflexión y al estudio de la música en la obra de Mawlânâ Rûmî y por extensión al simbolismo del arte islámico. Información y contacto: Leili Castella en barakamusica@gmail.com.
Presentació
Baraka és una paraula d’origen àrab que significa alè vital, pura energia de vida, gràcia divina. Es diu que hi ha llocs amb una baraka especial. Entre ells, la música. La música és la bellesa l’allò més primordial que nia en nosaltres. En el batec del cor hi ha el ritme. En la respiració, la melodia. I en la relació amb tot allò que ens envolta, l’harmonia.
La música, com el perfum, és presència intangible. Entrar en ella és entrar en un espai preciós en què allò que és subtil pren cos, i on allò que és tangible esdevé subtil. Segons Mowlânâ Rûmî, la música, com el perfum, ens fa comprendre que vivim exiliats en aquest món, i alhora ens recorda allò que sabem i no obstant hem oblidat: el camí de retorn vers el nostre origen, vers casa nostra.
Habitar aquest espai preciós no pot fer-se només des de la raó. Aquest coneixement delicat i potent ha de ser degustat, encarnat, i per això Mowlânâ va ballar i va ballar, i va girar i girar i girar. D’aquest espai preciós de presència intangible és del què ens parlen els autors reunits en aquest blog. En un món com el que ens ha tocat viure, en què tantes velles estructures inservibles s’enfonsen, és responsabilitat de cadascú de nosaltres agafar-nos fort a aquells qui ens han indicat el camí, intentar comprendre´n els indicis, descobrir-ne les petjades ... i començar a girar.
Sigueu més que benvinguts a Baraka,
Lili Castella
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diumenge, 16 de desembre del 2012
shab-i 'arûs o 'noche de bodas'
dimarts, 11 de desembre del 2012
El sonido del aire
diumenge, 18 de novembre del 2012
Arquitectura sonora: el mihrâb
Leili Castella
(*) Las citas del presente artículo corresponden a La civilización hispano-árabe, Alianza Editorial 1977, pp. 11-24, y a El arte del Islam, J. J. de Olañeta, pp. 75 a 78, ambos de Titus Burckhardt.
divendres, 16 de novembre del 2012
El adhân
dimecres, 14 de novembre del 2012
Ravel y Béjart
“Varias son las sendas que conducen a Dios;
Yo he elegido la senda de la danza y de la música” (Mawlânâ Rûmî)
Se dice que el sufismo es un saber (un qué) y un sabor (un cómo). Pues bien, cabría afirmar que el Boléro es una obra sobre el sabor. Dado que conocemos desde el primer momento la melodía, el ritmo y la tonalidad -esto es, el “qué”-, la esencia de la obra se desplaza del "qué" al "cómo". El Boléro versa sobre las múltiples maneras de decir lo único, o, lo que es lo mismo, sobre lo único diciéndose de múltiples maneras. Dicho en términos gastronómicos: puesto que los ingredientes los conocemos desde el inicio, el interés de la obra consistirá en cómo dichos ingredientes se cocinan y con qué especias se sazonan. Y así, a cada nueva aparición de la melodía, nuestra atención cada vez más centrada saboreará y apreciará nuevos detalles, nuevos matices. (Digamos a modo de anécdota que si nos permitimos este símil gastronómico es a sabiendas de que Ravel fue un buen gourmet con sensibilidad especial para vinos y especias fuertes, a las que calificaba como “¡incendiarias!”).
Llegados a este punto cabe constatar que esta subida de intensidad puede darse porque hay una estructura rítmica muy sólida (¡y simple!; ya hemos dicho que la célula rítmica consta tan sólo de dos compases casi idénticos) que la sustenta. Y es que así como un bailarín necesita una estructura corporal trabajada que les permita ir al límite de sus facultades expresivas, también este descomunal crescendo que es el Boléro necesita de este fundamento rítmico que lo sostenga.
La importancia del elemento rítmico en esta obra tiene otra consecuencia, que es la necesidad de ser bailada, de ser “encarnada”. Dice Jankélevich al hablar del contenido rítmico del Boléro que “la forma natural de esta música es la danza, […] el movimiento en el sitio, la acción hecha torbellino que en lugar de abocar al mundo refluye sobre sí misma, halla su finalidad en su propio interior, pisa y da una vuelta; la acción convertida en agitación estacionaria o, como dice Alain, el movimiento inmóvil”.
El ritmo del Boléro es un ritmo que apela al cuerpo, a algo arcaico y profundo, esto es a la sensualidad, a la sexualidad. Así parece entenderlo también Béjart ya que sus bailarines están constantemente conectados con el ritmo a través del balanceo de su pelvis. Este movimiento es el que, repetido innumerables veces, va creando un aumento de intensidad, una intensidad que sin embargo es lúcida, consciente, en absoluto alocada siempre y cuando el tempo de la obra se mantenga absolutamente estable, inmutable (es esta estabilidad del tempo una de las mayores dificultades en la interpretación del Boléro y a la que pocos directores de orquesta han sabido hacer frente).
[1] Las citas de este texto pertenecen al libro Ravel de Vladimir JANKÉLÉVITCH (Antonio Machado Libros, 2010).
http://www.youtube.com/watch?v=UnSh-KPV7QQ
divendres, 26 d’octubre del 2012
Mevlânâ Rûmî y el rebâb
Una tradición librocéntrica como es el islam, en el seno de la cual nace el sufismo, considera el mundo, el cosmos, como un libro preñado de signos hechos para ser leídos y comprendidos. El poeta y místico sufí Mawlânâ Rûmî (m. 1273), que hizo de la música una vía de conocimiento espiritual, vio el mundo, el cosmos, como un libro, sí, pero un libro sonoro, como una partitura de infinita riqueza, a través de la cual Él se dice, Él suena. Todo cuanto existe Le canta a Él. La constitución misma del rebâb expresa esta idea puesto que está compuesto de elementos provenientes tanto del reino animal (las cuerdas de crin de caballo y la piel que recubre la caja de resonancia), como del reino vegetal (su mástil es de madera y la caja de resonancia es un simple coco) como del mineral (dos de sus cuerdas son metálicas). Pues bien, cuando suena, el rebâb nos recuerda que todo cuanto existe Le canta y Le alaba. Para quien así lo ha comprendido, la música se vuelve oración.
dissabte, 13 d’octubre del 2012
Mahmoud Darwish
Leili Castella
[…]
Para describir la flor del almendro he de visitar
el inconsciente y que me guíe el léxico de un sentimiento prendido de los árboles. ¿Cómo decirla?
[…]
Ni nieve ni algodón
pero qué es ella,
que desdeña las cosas y los nombres.
Si lograse el autor combinar unas sílabas que describieran la flor del almendro, se levantaría la niebla de las colinas y un pueblo diría al unísono:
Ya está
Ésta es la letra
de nuestro himno nacional!
divendres, 12 d’octubre del 2012
CD 'Ushâq
Carme Miró