Presentació

Baraka és una paraula d’origen àrab que significa alè vital, pura energia de vida, gràcia divina. Es diu que hi ha llocs amb una baraka especial. Entre ells, la música. La música és la bellesa l’allò més primordial que nia en nosaltres. En el batec del cor hi ha el ritme. En la respiració, la melodia. I en la relació amb tot allò que ens envolta, l’harmonia.

La música, com el perfum, és presència intangible. Entrar en ella és entrar en un espai preciós en què allò que és subtil pren cos, i on allò que és tangible esdevé subtil. Segons Mowlânâ Rûmî, la música, com el perfum, ens fa comprendre que vivim exiliats en aquest món, i alhora ens recorda allò que sabem i no obstant hem oblidat: el camí de retorn vers el nostre origen, vers casa nostra.

Habitar aquest espai preciós no pot fer-se només des de la raó. Aquest coneixement delicat i potent ha de ser degustat, encarnat, i per això Mowlânâ va ballar i va ballar, i va girar i girar i girar. D’aquest espai preciós de presència intangible és del què ens parlen els autors reunits en aquest blog. En un món com el que ens ha tocat viure, en què tantes velles estructures inservibles s’enfonsen, és responsabilitat de cadascú de nosaltres agafar-nos fort a aquells qui ens han indicat el camí, intentar comprendre´n els indicis, descobrir-ne les petjades ... i començar a girar.

Sigueu més que benvinguts a Baraka,

Lili Castella

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divendres, 26 d’octubre del 2012

Mevlânâ Rûmî y el rebâb

El rebâb en Mevlânâ Rûmî (IV)

Leili Castella




Una tradición librocéntrica como es el islam, en el seno de la cual nace el sufismo, considera el mundo, el cosmos, como un libro preñado de signos hechos para ser leídos y comprendidos. El poeta y místico sufí Mawlânâ Rûmî (m. 1273), que hizo de la música una vía de conocimiento espiritual, vio el mundo, el cosmos, como un libro, sí, pero un libro sonoro, como una partitura de infinita riqueza, a través de la cual Él se dice, Él suena. Todo cuanto existe Le canta a Él. La constitución misma del rebâb expresa esta idea puesto que está compuesto de elementos provenientes tanto del reino animal (las cuerdas de crin de caballo y la piel que recubre la caja de resonancia), como del reino vegetal (su mástil es de madera y la caja de resonancia es un simple coco) como del mineral (dos de sus cuerdas son metálicas). Pues bien, cuando suena, el rebâb nos recuerda que todo cuanto existe Le canta y Le alaba. Para quien así lo ha comprendido, la música se vuelve oración.

dissabte, 13 d’octubre del 2012

Mahmoud Darwish


Ni nieve ni algodón…
 
La música hablada de Mahmud Darwish
 
Leili Castella





 
Mahmud Darwish (Al-Birwa, Palestina, 1941 - Houston, Estados Unidos, 2008), uno de los más importantes escritores árabes contemporáneos, cuya azarosa vida se vio marcada por el exilio constante (Amán, Beirut, París), era calificado a menudo como "el poeta nacional palestino". Es ésta una categoría de la que el propio Darwish acabaría sintiéndose prisionero, puesto que su única patria, su patria interior, era la poesía. Así lo entendió Olivier Py, director del Odéon-Théâtre de l’Europe, cuando, al inicio de un recital poético a cargo del propio poeta, lo presentó como sigue: “Acogemos esta noche a un hombre que es la voz de un país, país que cada uno de nosotros tiene el deber de inventar y en el que cada generación debe soñar: y este país es, evidentemente, el poema. Antes que en cualquier otra cosa, debemos trabajar todos para que la metáfora sea aún una de las grandes alegrías de nuestras vidas, y es por ello que tenemos especial necesidad de grandes voces como la de Mahmud Darwish.”

Y efectivamente, grande y especial era la voz de este  poeta. Convencido de que la poesía es ante todo música y que “se lee tanto por los ojos como por las orejas”, Mahmoud Darwish consideraba el recital poético como una prolongación obligada del acto de escribir. Decía que recitando sus poemas en público, tenía la impresión de recrearlos, exactamente como lo hace un actor de teatro en cada representación. Según él, la poesía, y, en definitiva, cualquier pensamiento debe pasar por los sentidos: toda poesía es en primer lugar oral, y por tanto, música.
 


 
Es por ello que a lo largo de los años no dejó de ofrecer y preparar con suma aplicación recitales de sus propios poemas. Tanto el poeta como su auditorio sabían de antemano que iban a compartir un momento de intensa emoción. De hecho Darwish es considerado uno de los grandes poetas del tarab, palabra de origen árabe, en cuya etimología late un sentido harto expresivo: el de la excitación de los camellos, acelerando su paso para regresar al campamento (tirâb). Tarab hace referencia en cualquier caso a la emoción poética y musical, indecible y misteriosa, que abarca un amplio espectro de sentimientos y estados, de los más interiores a los más exaltados. Con su voz, el intérprete transmite la emoción que le embarga, estableciéndose así una complicidad o unión entre el poeta inspirado, el poema, y el oyente refinado cuya alma está sedienta de revelaciones sutiles.

 Sin embargo, sólo puede transmitir tarab quien vive en “estado poético”. Decíamos antes que la verdadera patria de Mahmoud Darwish era la poesía. Pero aún cabría añadir más: el exilio es doloroso y viviendo en él, es fácil imaginar la importancia que adquiere la idea no ya de patria, sino de “casa”. Dijo en una ocasión el poeta: “La casa es estar a solas con uno mismo. Son también los libros, la música y el papel en blanco. La casa es de algún modo un lugar de escucha de lo más profundo que tenemos. Es el exilio el que aguza el sentido de casa y de patria porque son su contrario”. Pero para un poeta aún hay un sentido más interior y cálido de "casa": “La casa metafórica que el poeta inventa para si mismo, es un lugar íntimo: un verso de poesía. La casa deviene un verso y el verso un refugio. Por ello me hace feliz que en árabe, una misma palabra, bayt, designe tanto la casa como el verso poético”.
 


 
Mahmoud Darwish vivía en el bayt.  Para él las palabras remitían a la realidad realmente real que les subyacía y de la que brotaban. Por eso dijo en una ocasión: “Busco desde hace diez años la palabra justa para decir la flor del almendro”. Para expresar lo que hay más allá, o mejor dicho, lo que hay en el interior profundo de la palabra, Darwish explicó que muchas veces conocemos algo antes de que nos pregunten por ello. Y que cuando nos preguntan por ello, dejamos de saber decirlo.

 Por ello, en el bellísimo poema Para describir la flor del almendro, escribe Mahmud Darwish:

 Para describir la flor del almendro, no hay
enciclopedia de botánica que valga, ni diccionario alguno…
[…]
Para describir la flor del almendro he de visitar
el inconsciente y que me guíe el léxico de un sentimiento prendido de los árboles. ¿Cómo decirla?
[…]
Ni nieve ni algodón
pero qué es ella,
que desdeña las cosas y los nombres.
Si lograse el autor combinar unas sílabas que describieran la flor del almendro, se levantaría la niebla de las colinas y un pueblo diría al unísono:
Ya está
Ésta es la letra
de nuestro himno nacional!

 Pero todo ésto son aún sólo palabras: si les apetece escuchar la música de este poema en la voz profunda y verídica del propio poeta, clicar aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=HGfQUAdN93Y



 

 

divendres, 12 d’octubre del 2012

CD 'Ushâq

'Ushâq, música sufí
Carme Miró




Halil Bárcena, director de l’Institut d’Estudis Sufís de Barcelona, va fundar el grup de música i dansa ‘Ushâq la primavera de l’any 2000. Vora la riquesa musical que hem escoltat, trobem, i no per atzar, la poesia subjacent d’un discurs mogut per l’esperit. El recull de peces, una mostra significativa de la producció musical del sufisme inspirat per Mawlâna, evoquen amb el seus cants (en àrab, turc i persa) la producció poètica del segle XIII que va infondre la dimensió mística dels mevlevís, els anomenats dervixos giradors.

Els efectes dinàmics i tímbrics, que requereixen d’una presència espiritual inconfusible, despleguen en la fondària dels afectes un llenguatge sonor molt acurat. Amb un cant comunicatiu i un fraseig de gran preciosisme per part dels instruments ( recordem que el ney és l’instrument més emblemàtic del sufisme mevleví), els intèrprets sustenten amb vitalitat la creació d’una atmosfera serena. Ritme i destresa, melodies arrelades i els sons refulgents dels instruments sufís tradicionals evolucionen en una espiral que recull i poleix el llegat dels diferents compositors que han musicat les paraules d’aquells poetes que saben dir-ho tot molt millor que ningú. Bárcena sap generar una plètora de sensacions davant tot allò que és afí al lirisme de la veu íntima, suau i delicada, de l’ésser humà.

La perícia interpretativa del conjunt que acaba d’enregistrar el seu primer disc, és tota una evidència del llarg treball d’investigació que han dut a terme fins a les últimes conseqüències: transmetre el goig compartit de la interpretació musical al gran públic.

 

dissabte, 29 de setembre del 2012

Monet, una mirada desbordada

 




Claude Monet, una mirada desbordada

 
Leili Castella
 
 
 


 

Contemplar en vivo la obra del pintor francés Claude Monet (1840-1926) en los parisinos Musée de l’Orangerie y Musée Marmottan Monet, es asistir al proceso por el que la mirada de este pintor singular fue abriéndose y abriéndose y abriéndose, hasta desbordarse. Buena cuenta de ello lo dan el tamaño y los formatos de sus obras: se agrandan progresivamente hasta tomar la forma de grandes cuadrados. Pero aún así, estas grandes telas cuadradas no parecían suficientes para plasmar lo que la mirada de Monet percibía, por los que sus obras se volvieron… ¡circulares!

En ambos museos, está omnipresente su inmensa serie de las Nymphéas. En efecto, pocas veces se encuentra un artista que consagre más de veinte años de su vida a la representación de una misma especie vegetal. Explicaba Halil Bárcena en un reciente artículo sobre las distintas prácticas del sufismo mevleví, y en concreto sobre la meditación [1], cómo la reflexión honda y continuada, desencadena un conocimiento profundo, que revierte en un estado interior que se exterioriza a su vez en una acción justa, bella y verdadera. Salvando evidentemente las distancias, algo (o mucho) de ello hay en las  Nymphéas de Monet.

 

Es curioso que Monet jamás quisiera denominar “nenúfares” a las plantas acuáticas que tantas veces pintó. “Nenúfar” tenía, en el lenguaje poético del XIX, una connotación maléfica y fúnebre de la que el artista quiso alejarse a toda costa, y por ello utilizó la palabra correspondiente a la ciencia de la botánica, la cual sugería además todo el simbolismo de las ninfas, consideradas espíritus divinos que animan la naturaleza. En concreto, las ninfas acuáticas son entendidas en la mitología griega como personificaciones de las actividades creativas y alentadoras de la naturaleza, la mayoría de las veces identificadas con el flujo dador de vida de los manantiales.

Pues bien, como decíamos, Monet pintó una y mil veces las ninfeas. Un único tema dicho de infinitas maneras. Ninfeas al amanecer, de día o al anochecer. Ninfeas en primavera, verano, otoño o invierno. Pero si uno se fija bien, quizás resulta que el tema que verdaderamente ocupa a Monet no sea la planta  en sí, sino el agua, este elemento líquido aparentemente dócil, penetrable y sugerente, que es a la vez transparente, iridiscente y espejo. Y quizá tampoco sea el agua el tema fundamental, sino la que es la esencia de la obsesión de Monet: la luz, la vibración sonora más sutil que existe. El agua es la superficie casi invisible y espiritual que separa la luz de su reflejo y por ello, es su suporte perfecto. A través del agua  Monet pintó indirectamente lo que no se ve: la luz. La luz es el secreto: siempre presente, inmutable, y a la vez diciéndose en infinidad de matices.
 
 
 
Porque la cuestión es la luz y no los objetos, éstos aparecen desdibujados: los cuatro elementos, (agua, aire, tierra y fuego) aparecen fusionados, siendo difícil distinguir a veces si tal zona de la tela representa la superficie del agua, el fondo del estanque visto en transparencia, la hierba de la orilla, una rama o una nube. Y no por ello Monet deja de ser fiel a su credo realista: no hace trampa con lo que ve, ¡es que ve más allá del objeto! Ve más allá de la superficie, y percibe lo que da unidad a todos los objetos: el elemento luminoso. Que la luz, y no los objetos, sea lo esencial, implica que no hay jerarquía entre los objetos. Es por ello que Monet se atreve a rechazar la idea de perspectiva basada en el sistema de Alberti que había dominado la pintura occidental hasta el XIX, y suprime la profundidad. Salvando las distancias, a la manera de las miniaturas persas, todos los objetos quedan en un mismo plano, consiguiendo así Monet que la mirada del espectador se amplíe y no se detenga. El pintor desaparece, ya no es él el punto de referencia que establece una jerarquía entre los distintos elementos del cuadro.
 
 
 
 

Por ello entrar en las salas circulares del Musée de l’Orangerie conmueve hasta lo más profundo. La elección del formato circular hace que la totalidad del campo visual del espectador esté inmerso en las aguas en que flotan bulbos, ninfeas, y flores. La mirada queda desfocalizada, debido a la ausencia de referencias y de contornos, y se produce así una fusión entre el pintor, su obra y el espectador.

Monet no se escondió a la hora de profesar el mayor escepticismo religioso, por no decir ateísmo, y había dejado bien atrás su educación católica. Y sin embargo, su obra desprende un fuerte sentimiento de lo sagrado de la naturaleza. Las Nymphéas no son cuadros de museo: son aperturas hacia la contemplación y hacia la dimensión divina de la existencia, invitan al silencio. De hecho son una postal sonora de silencio. Sumergida en estas telas extraordinarias, quien estas líneas les escribe no pudo dejar de pensar que, si bien es poco probable que Monet la hubiera leído, la siguiente aleya del Corán quizá no le hubiera sido ajena: “A Al·lâh pertenecen Oriente y Occidente. Allá donde quiera que te gires verás Su rostro.” (Corán 2,115).

[1] Halil Bárcena Tafakkur o meditación/reflexión. Entrada del 26/9/2012 en http://instituto-sufi.blogspot.com.es/
 
 
Si les apetece realizar una visita virtual a la segunda sala circular del Musée de l’Orangerie, cliquen aquí: http://www.musee-orangerie.fr/homes/home_u1l2.htm, En la columna izquierda clicar Nynphéas, luego visite virtuelle, y luego salle 2.  Pongan la imagen a pantalla entera y dejen el cursor apretado encima de la tela… 


dilluns, 17 de setembre del 2012

Tafakkur: una gota de agua


Una gota de lluvia
 
Leili Castella
 
 
 
 
El Corán compele una y otra vez al ser humano a meditar y a reflexionar sobre Sus signos, y alaba a aquellos que "recuerdan a Dios de pie, sentados o echados, y que meditan en la creación de los cielos y de la tierra: "¡Señor!, no has creado todo esto en vano." (Corán 3, 191).
 
El sufismo mevleví, al que se ha calificado como una auténtica mística de la escucha, previlegia especialmente el sentido del oído como fuente de conocimiento espiritual. Reflexionar sobre los más ínfimos sonidos, como el de una gota de lluvia cayendo, no puede sino conducirnos a Él. Dice Abû Hamid Al Ghazâlî en su Kitâb Al-Tafakkur: "Acaso no has visto las nubes regar la tierra con gotas separdas sin que ninguna toque o se una a otra; aún más: cada una desciende por la vía que Él le ha asignado, sin desviarse: aquélla que se halla detrás jamás adelanta a la que va delante, ni la que va delante se retrasa, y así caen sobre la tierra gota a gota."
 
 
 
 
Y continúna el autor: "Cada gota está destinada a un punto determinado de la tierra y a los animales que en ella se hallan: pájaros, animales salvajes, insectos y reptiles; sobre esta gota, la grafía divina (al-jatt al.ilâhi), imperceptible a simple vista, ha inscrito que es el bien destinado a aquel pequeño gusano que se halla en aquel lado de la montaña y a la que accederá cuando tenga sed en el momento establecido...".
 
Y es que "Quien, si no (Él) ha creado los cielos y la tierra y ha hecho bajar para vosotros agua del cielo?" (Corán 27, 60).
 
Huuuuuuuu.............


dijous, 13 de setembre del 2012

Mev. Rûmî y los instrumentos musicales

 
Mevlânâ Rûmî y el 'ûd





Mevlânâ Rûmî (m. 1273) utilizó en muchas ocasiones imagénes musicales para expresar lo inefable. En este caso, el 'ûd (laúd) se antropomorfiza para cantar la entrega rendida, confiada e incondicional al Amado.
Huuuuuuuuuu.........


Soy tu 'ûd,
Eres tú quien rasga cada una de mis cuerdas,
Y quien las hace vibrar.
 
 
Rumî, Djalâl-ud-Dîn  Diwân-e Shams-e-Tabriz (S. P. p 246)

Documentales: Muezzin

 
Muezzin
 
de Sebastian Brameshuber

Austria, 2009





 
Amanece en Istanbul y un imâm se prepara para lanzar su primera llamada a la oración del día, desde el minarete de una de las tres mil mezquitas de la ciudad. La vida de los musulmanes está ritmada por estos cantos que se escuchan cinco veces al día (¡quince mil llamadas se oyen pues diariamente en Istanbul!). Cada año, un concurso designa al mejor muecín o almuédano del país. De las selecciones regionales hasta la final, el realizador austríaco, Sebastian Brameshuber, sigue, en su documental Muezzin, las diferentes etapas de tan especial competición.
 
Los almuédanos ocupan un lugar harto relevante en la sociedad turca. La fascinación que ejercen en sus oyentes no se debe únicamente a su carisma, ni al hechizo que desprenden sus voces cautivadoras: se debe probablemente también a  que su voz establece un puente simbólico entre la intimidad de un cuerpo resonante y la comunidad que lo escucha, o entre las dimensiones humana y divina de nuestra existencia: recoge en este sentido la cinta, el testimonio de un muecín, habitante de una apartada zona rural de Anatolia, que explica cómo de pequeño se "subía" a la voz del imâm para así viajar a lugares lejanos y remotos.
 




El documental va mostrando tanto el quehacer cotidiano de los almuédanos (orar, mantener limpia la mezquita, su vida familiar, etc.), como lo que es la verdadera razón de ser de estos hombres: servir al islam a través de su voz. Es interesante ver como a pesar de ello, no todos se aproximan al canto de la misma manera: para algunos  es fundamental el aprendizaje de la música en un conservatorio, mientras que para otros, cantar de corazón y haber aprendido este arte por impregnación, ha sido su escuela. Algunos habrían sido cantantes si no hubieran sido muecines, y otros partieron de la fe para llegar al canto. El documental muestra algunas curiosidades como la de que también en las llamadas a la oración hay "modas", siendo especialmente apreciadas estos últimos tiempos las que se realizan en tesituras muy agudas. Atisbamos también algunos entresijos de esta especialísima técnica de canto, y cómo los almuédanos dominan el arte de hacer resonar su propia voz en sus distintas cavidades craneales, ayudándose para ello de sus manos.

La competición avanza y llega el momento tan esperado de la gran final...






Si les interesa saber quien se alza con el primer premio, y con qué regalos (sin desperdicio) es obsequiado, les invitamos a visionar Muezzin.
 
Para aquellos que dispongan del canal Arte, sepan que hay una redifusión este viernes 14 de septiembre a les 13:25. Y para aquellos que deseen ver un tráiler, clicar aquí: http://www.muezzindocumentary.com/?page_id=19&lang=en. Leili Castella.
 
 
Huuuuuuuuuuu...........
 
 

dilluns, 10 de setembre del 2012

Diada de Catalunya



Diada Nacional de Catalunya
 
11 de setembre 2012
 
 
 
 
 
"La bellesa és llibertat i la llibertat bellesa.
És per això que la poesia que defensa la vida esdevé una forma de resistència..."
 
Mahmoud Darwish, Ramallah, 2005
 
 
 
 

divendres, 20 de juliol del 2012

Ramadán 2012 - 1433

¡Ramadân mubârak!





Y todo es para ti, mes de Ramadân,
Bienvenido, bendito mes de Ramadân...


Música sufí

'Ushâq. Música sufí, a la venta





'Ushâq. Música sufí es el título del primer CD editado por 'Ushâq, grupo musical del Institut d'Estudis Sufís de Barcelona, dirigido por Halil Bárcena. En él se recoge lo más sobresaliente del legado tanto poético como musical del sufismo mevleví turco, inspirado por el poeta persa Mawlânâ Rûmî (m. 1273). No es, pues, un CD de eso que ha dado en llamarse fusión musical, sino una obra concebida desde los modos estéticos, musicales y también espirituales propios de la tradición sufí.

Si estás en Barcelona, lo puedes adquirir en los siguientes puntos de venta:

Librería Altaïr: http://www.altair.es
Librería Síntesis: http://www.libreriasintesis.com
Tienda musical Etnomusic: http://www.etnomusic.com

dijous, 5 de juliol del 2012

El rebâb en Mawlânâ Rûmî

El rebâb en Mawlânâ Rûmî (III)




En esta ocasión,  Mawlânâ convierte al rebâb en un símbolo antropomórfico, haciendo un símil entre las clavijas que ajustan la afinación de las cuerdas de este sencillo instrumento, y las “orejas” de nuestro corazón. Es bien sabido que, en el sufismo, el órgano de visión es el corazón, pero hay que añadir que en el sufismo mevleví, la audición se torna facultad de visión. Así, igual que para poder decir sus melodías el rebâb debe ser afinado, el ser humano debe afinar su órgano de visión para poder conocerle a Él, sabiendo que quien Le conoce, Le canta…
Huuuu……….
 
Cuando ajustas las orejas (las clavijas) del rebâb  del corazón,
Entonces empiezo a cantar tan tan tan tan… (*)

Mawlânâ Rûmî, Diwân e-Shâms ref. 2351


dimecres, 4 de juliol del 2012

La arquitectura sonora




La arquitectura sonora: el alminar

Leili Castella






 Pocas veces la arquitectura occidental ha pensado en el oído, o en arrullar al ser humano con sonidos que nazcan de sus edificios, y a lo más que suele aspirar es a la insonoración de sus espacios. La arquitectura del islam, es, por el contrario, una arquitectura sonora, hecha para el goce de todos los sentidos, pero especialmente quizás, para el de la audición. Ello no es baladí, puesto que la audición, en su sentido más amplio, es, en el islam, una facultad preminente por muchas razones que no es el momento de desarrollar: recordemos tan sólo, a modo de pincelada, que el hecho nuclear del islam, la Revelación del Corán, fue un fenómeno fundamentalmente “oral”, auditivo. El Corán fue esencialmente “escuchado” por el Profeta Muhammad, y después recitado y transmitido oralmente antes de ser transcrito. La misma palabra “Corán”, proviene de la raíz árabe QR’ que en su campo semántico contiene el hecho de recitar un texto. La arquitectura del islam estará pensada, pues, para exclamar, expandir y hacer resonar la Palabra y los Sonidos de Al·lâh.
 Buena prueba de ello es un elemento arquitectónico de las mezquitas en el que hoy nos gustaría detenernos: los alminares. Desde lo alto de ellos, el muecín, cinco veces al día y siguiendo el ritmo solar de la naturaleza, anuncia el inicio de la oración o salât.



 Joaquín Lomba, en su exquisita obra El mundo tan bello como es (*), plantea acercarse al arte musulmán como si de un libro de texto se tratara, para así comprender el contenido y el pensamiento del islam. Pues bien, contemplar un alminar es ver una representación física de la intuición fundamental del islam, el tawhîd, que Halil Bárcena define como “la comprensión profunda de que no existe nada más que Dios, de que no hay nada existente fuera de Él” [1]. El alminar, como si de un dedo índice o de una flecha se tratara, apunta a la dimensión de verticalidad de la existencia, es decir, a su dimensión sagrada. Pero es que no sólo la forma del alminar expresa el tawhîd; ¡también lo dice, lo canta! De lejos, uno no puede ver  al muecín (o ahora al altavoz, en muchos casos…) en la torre; tan sólo se atisba el trazo esbelto del alminar que se alza por encima de la horizontalidad común y del que emana el sonido de la voz humana, utilizada para lo que realmente ha sido creada: para proclamar la dimensión sagrada de la existencia. No en vano fue el ser humano el  único ser de la creación que aceptó esta tarea fundamental (Corán 33,72).



 La lengua árabe, de una riqueza y belleza inigualables, denomina al minarete ma’dana, es decir “el lugar elevado desde donde se llama a la oración”, pero, también, como explica Lomba, al-manâr, de la que derivan directamente “alminar” o “minarete”, y que significa “faro” o “lugar donde se pone la luz” [2]. Efectivamente, a veces se llamaba también a la oración con una luz, porque los fieles que estaban lejos, en el campo o de viaje no podían oír la voz del muecín. Pero también porque en definitiva la luz, esto es, la vibración sonora más sutil que existe, es la luz de Al·lâh, “símbolo y expresión de la Creación de Dios y de la donación del ser al mundo, pues con un solo acto creador (con una sola luz), hace las cosas múltiples lo mismo que un solo rayo de la luz natural nos permite ver la inmensa variedad de objetos y colores del mundo que nos rodea” [3].
 
Huuuuuuu………
[1] Bárcena, Halil Sufismo. Págs. 80 y 81.
[2] y [3] Lomba, Joaquín El mundo tan bello como es. Edhasa 2005 Págs. 63 y 252.
Para escuchar una bella llamada a la oración, clicar aquí:








dilluns, 2 de juliol del 2012

El adhân



El adhân  o el agua de la Fuente de pureza


 Leili Castella



Si hay algo que defina el paisaje sonoro de un musulmán o musulmana, es el sonido bellamente musicalizado de las cinco llamadas diarias a la oración o adhân. En efecto, cinco veces al día, rigiéndose por los ritmos solares de la naturaleza, el muecín o almuédano, desde lo alto del alminar de la mezquita, anuncia el inicio del salât u oración. En la tradición islámica se utiliza la voz humana para realizar dicha llamada. El hombre convoca al hombre sin intermediarios de ningún tipo, gracias al poder de su propia voz.

Cuenta la tradición que el primer muecín que llamó a la oración, fue Bilâl ibn Rabâh, de origen abisinio, nacido esclavo en un clan abiertamente  hostil al Profeta Muhammad, el de los Jumah. Cuando Ummayah, jefe de dicho clan, se enteró de que su esclavo Bilâl había abrazado el islam, le sometió a las más extremas torturas y humillaciones. Así, en las horas más calurosas del día, Ummayah ordenaba atar a Bilâl y lo sometía a terribles vejaciones. Sin embargo, Bilâl no se amilanaba y no cesaba de proclamar la unidad divina gritando “ Ahad!, Ahad! ( ¡Al·lâh es Uno!, ¡Al·lâh es Uno!)”. Dicen que el eco de su voz, de una potencia y belleza extraordinarias, podía oírse por toda la zona. Abu Bakr, uno de los Compañeros más próximos del Profeta Muhammad desde los inicios del islam, y que con los años sería llamado a ser su primer sucesor, no pudiendo observar por más tiempo tal sufrimiento, compró  Bilâl a Ummayah para concederle la libertad. Bilâl pasó desde entonces a formar parte del círculo más cercano del Profeta Muhammad.



Años más tarde, en abril del año 623, unos siete meses después de la emigración del Profeta y los suyo de Mecca a Medina, los musulmanes finalizaron la construcción de la primera mezquita de Medina, en la que había un gran patio destinado a la oración. Al principio los musulmanes acudían allí a rezar sin que se les llamara, indicándose entre ellos el momento de la oración. Esta situación dejaba un tanto que desear, de modo que se planteó la cuestión de cómo convocar al salât. Se valoró usar un cuerno de carnero, a la manera de los judíos, o una campana de madera, a la manera de los cristianos orientales. Sin embargo pronto consideró el Profeta Muhammad que la mejor solución era que fuera simplemente la voz resonante de un hombre la que convocara a los demás, empezando la llamada con la repetición de la siguiente invocación: “Al·lahu Akbar, (Al·âh es el más grande). Una vez tomada la decisión, el Profeta Muhammad no lo dudó un instante y designó a Bilâl como candidato indiscutible. Y es así como al final de cada noche, Bilâl trepaba hasta la casa más alta cercana de la mezquita y se sentaba allí esperando el amanecer para llamar a la primera oración del día.

Cuando años más tarde, el Profeta Muhammad pudo regresar por fin a Mecca para realizar la peregrinación menor o ‘umrah, fue también Bilâl el encargado de llamar a la oración cinco veces al día con su voz hermosa y potente.


A la muerte del Profeta Muhammad acaecida en 632, Bilâl fue incapaz de seguir realizando el adhân, puesto que el recuerdo tan vivo del Profeta le quebraba la voz. Por ello pidió a Abu Bakr, convertido ya en el primer califa del islam, que le descargara de esta responsabilidad y le enviara a Siria a participar en la campaña de conquista de Jerusalén. Dícese que desde los altos del Golán, y ante la súplica de Omar ibn al-Khattab, otro de los Compañeros, accedió por una vez a realizar el adhân, y que su llamada fue tan extraordinariamente conmovedora, que arrancó las lágrimas de todos los musulmanes que allí se encontraban.

Hacia el final de su vida, Bilâl se instaló definitivamente en Damasco. Poco antes de su muerte, el Profeta del islam se le apareció en sueños y le preguntó: “¿Porqué esta lejanía, Bilâl? ¿No sería tiempo ya de que me visitaras?”. Bilâl se puso inmediatamente en camino hacia Medina, ciudad a la que no había vuelto desde hacía más de siete años. A su llegada fue acogido con gran alegría por la familia del Profeta, especialmente por sus nietos Husseyn y Hassan, que le rogaron encarecidamente que llamara a la oración a la mañana siguiente. Al alba, Bilâl subió al techo de la mezquita y lanzó una llamada que conmocionó a Medina entera.

Y es que la voz de Bilâl era como el agua que brota, en palabras de Mawlânâ Rûmî de “la Fuente de la fuente de pureza”, como la nube que transporta el agua de vuelta al mar. Por ello escribió el maestro persa de Konya: “¡Revívenos, oh Bilâl!, Oh Bilâl de voz dulce y melodiosa, sube al minarete y toca el tambor de la partida!" (*)

 Huuuuuuuuuuu……………

 (*)Rûmî, Masnawî V, verso 220


 

dilluns, 11 de juny del 2012

El Rebâb en Rûmî

El rebâb en Mawlânâ Rûmî (II)


Leili Castella





En su extensa obra, Mawlânâ Rûmî se refirió en más de una ocasión al rebâb, instrumento de alto contenido simbólico y muy querido por el maestro persa de Konya, al punto que llegó a especularse sobre si sabía tocarlo.
Si en un rubâ'î (suerte de cuarteta) que recogimos hace un tiempo,  coger el rebâb significaba orar, en el que hoy les presentamos, Mawlânâ parece querer decirnos que no nos aferremos a ningún objeto, a ninguna forma. El quid de la cuestión no es la música, sino enamorarse...
Huuuuuuuu......

No necesitamos vino para la ebriedad,
ni para gozar del encuentro arpa ni rebâb.
Alegres y ebrios estamos tal ebrios de amor,
sin escanciadora, flauta ni juglar.


[2] Yalal ud-Din Rumi. Rubayat. Traducción de Clara Janés y Ahmad Taherí. Ediciones Unesco, 1966. Pág. 151.

dissabte, 5 de maig del 2012

Del ritme


A ritme del cor

Lili Castella






Pel Gerard

Poques coses hi ha tan boniques com dir d'algú que és "tot cor". Quan ho diem en relació als adults sembla que ho fem d'una manera més aviat simbòlica, però  puc ben assegurar que "ser tot cor" té una dimensió literal. Ara fa poc més de quatre mesos vaig tenir l'experiència inesborrable d'agafar per primera vegada un bebè que va avançar unes setmanes la seva arribada. Com que encara hagués pogut estar uns quants dies més amagat de la nostra mirada, veure'l era assistir a la intimitat miraculosa en què la vida es va creant. El bebè era l'existència feta transparència i levitat; tot just dos quilos de vida, de pura vida.

Agafar aquest nen tan petitó i tan fort alhora va ser, literalment, tenir un cor a les mans. Tot ell era (i és!!) cor. Un batec ràpid, regular i potent inundava el seu cos. La força del seu batec va contagiar el meu, de manera que ambdós es van confondre. El sufisme persa té una bellíssima expressió, ham-damî, que significa "ser la mateixa respiració"; doncs bé, ser el mateix batec no deu ser massa diferent.

Compartir el batec del cor, o dit en termes musicals, compartir el ritme fonamental que sosté la nostra existència és entrar en contacte amb allò que ens és més primigeni. Muhammad Asad, en la seva fascinant biografia "Chemin de la Mecque"  explica com una nit en què era al desert, mentre els seus companys dormien a les tendes, es va apropar al lloc on jeien els camells i en veure'n un de recent nascut arraulit contra la seva mare, va succeïr el següent: "acarono el coll del petit i capbusso el meu rostre dins la llana càlida de la seva espatlla. L'escalfor del cos d'aquell animal tan jove penetra la meva cara i el meu pit: sento sota el palmell de la meva mà les pulsacions de la seva sang a les venes del seu coll, i el seu ritme es confon amb el batec del meu cor, despertant en mi el sentiment potent d'estar unit a la Vida amb majúscules i al desig de perdre-m'hi del tot".[1]

[1] Muhammad Asad, Chemin de la Mecque. Fayard 2004. Pàg. 317.
Fotografia del Gerard i la seva mare la Isabel: Gilles Brinon.


dijous, 3 de maig del 2012

"'Ushâq. Música sufí"

«'Ushâq. Música sufí», primer CD del grupo 'Ushâq







'Ushâq, grupo musical del 'Institut d'Estudis Sufís' de Barcelona que dirige Halil Bárcena, acaba de publicar su primer CD titulado, justamente, «'Ushâq. Música sufí», en el que se recogen algunos de los pasajes más emblemáticos del rico legado musical del sufismo mevleví turco. Desde aquí queremos agradecer el apoyo prestado por tantos amigos y amigas que creyeron desde un principio en este proyecto musical sufí. Si estáis interesados en adquirir el CD, poneos en contacto con Leili Castella, coordinadora del 'Institut d'Estudis Sufís' (lilicastella@yahoo.es), y ella os informará acerca de la manera de obtenerlo. Huuu...!